Ven a refrescar tu matrimonio en el amor de Dios!
¿Sabias que Dios mismo a través de su Santo Espíritu, desea ayudarnos a vivir la vida que planeó para cada uno de nosotros? Una vida donde Él pueda manifestarse. Porque sabes, Él desea dar fruto a través de ti y de mí. Como está escrito: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-25( RVR1960) Pero bueno, ¿cómo hacerlo?, siendo sinceros, a veces la naturaleza humana no desea amar, no desea dar más, no desea ceder, mucho menos tener paciencia. ¿Te ha pasado? ¿o sólo a mí? Aprendamos un poco juntos: Veamos sobre el significado de “coach” según el diccionario: to coach, verbo inglés que significa «entrenar»; Es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir cumplir metas o desarrollar habilidades específicas. Así es, el Espíritu Santo desea ser el “coach” en esta carrera que corremos todos por la vida; para ayudarnos a lograr las metas trazadas y enseñarnos a desarrollar su carácter; es decir, su FRUTO; ser pacientes aún cuando nuestro temperamento no lo desea; ser mansos, aún cuando parece injusto; tener templanza, aún cuando algo dentro de nosotros quiere “explotar” con enojo; y por supuesto, dar amor sin condiciones. Pero, ¿Cómo podemos de una manera práctica mostrar amor? ¿cómo podemos dar el fruto del Espíritu cuando a veces no tenemos ganas de hacerlo, o cuando el entorno nos empuja al egoísmo? Permíteme compartir contigo algo que me pasó hace tiempo y de lo cual aprendí: Hace muchos años, como a mis 25 años de edad, solía ir de compras en México, a un súper llamado Aurrera que se encontraba en una placita. Cuando entrabas a la plaza, encontrabas locales por ambos lados, habia tienditas de diferentes cosas, de ropa, zapatos, de comida rápida, etcétera. Me acuerdo que cuando pasaba por ahi, habia un local en especial que llamaba mi atención, uno donde daban clases de Spinning. No se si se acuerdan los que han vivido en México, que en un tiempo se usó mucho las clases de spinning, esas clases de bicicleta fija que son muy activas y que todavía continúan. Cuando pasaba y veía a toda la gente haciendo ejercicio, se me antojaba hacer esa clase, pero la verdad yo no me consideraba capaz de hacerla, ya que en ese tiempo no solía hacer un ejercicio tan fuerte. Me acuerdo que un día me animé, me armé de valor, y me decidí; compré unas licras, unos tenis para spinning, y fui a preguntar los horarios y muy resuelta a aprender algo nuevo me inscribí a la clase. El primer día que llegué a la clase, me subí a mi bici muy contenta, ya que por fin iba a empezar a tomarla; recuerdo que lo primero que me llamó la atención fue la maestra al frente y lo que ella me inspiraba al verla dando la clase; ella era una señora de alrededor de 50 años, con una sonrisa muy alegre; muy bien conservada, con un cuerpo tan atlético que te inspiraba al ejercicio y a la vida saludable; se le veían los resultados de la constancia de su ejercicio. Y verla a ella me inspiró y me animó, porque pensé, “bueno, si ella puede, ¿por qué yo no? No se ve nada fácil, pero lo voy a intentar”. Cuando inició la clase, yo seguía contenta y muy decidida a lograrlo; pero cuál va siendo mi sorpresa de que cuando apenas tenia unos diez minutos de haber iniciado, me empecé a sentir bien mareada, sentí como que se me iba la respiración y me quería desmayar. Con ese malestar y viendo que por más que lo intentaba, no alcanzaba a seguir las instrucciones de la maestra porque la música era bien fuerte; paré un poco y me quedé pensando “¿que hago?”. Como la maestra tiene tanta práctica y tan buen ojo, estaba viendo a todos los alumnos pero su mirada se dirigió especialmente a mi, yo creo que me puse pálida, porque se me acercó rápido y me preguntó, -¿te sientes mal? y le dije -si, estoy bien mareada; y me dijo amablemente -mejor bájate de la bicicleta, me ayudó a bajar y me pidió que me recostara a un lado de la bicicleta, en el piso. Enseguida me dijo, -sube los pies y descansa, y hasta que no sientas que tu respiración está normal y que ya no te da vueltas, entonces te vuelves a subir. Entonces eso hice, me quedé recostada en el piso todo el resto de la hora porque no me sentía bien; esa clase fue lo único que hice, con 10-15 minutos que habia estado arriba de la bici, tuve suficiente. Pero ella, seguía al pendiente de mí, y se acercó al final y me dijo, -vuelve otro dia, es normal sentirse así y tener ganas de renunciar; pero continúa viniendo y vas a ver que vas a poder hacer la clase completa. Entonces pasaron dos dias y volvi a la clase, y en cuanto llegué ella me vio, se me acercó y me dijo, -Laura, no quiero que te vaya a pasar lo mismo que la vez pasada, tienes que ir practicando para que ganes condición, esta clase no te vayas a levantar; (porque en estas clases te dicen levántate, siéntate, levántate!! y cada vez se pone más difícil.) Continuó diciéndome. -haz todo lo que nosotras hagamos, pero tú mantente solamente sentada, no te vayas a levantar; sólo pon atención a la instrucción que vas a seguir. Entonces me quedé sentada haciendo la clase. Mientras continuaba, me le quedaba viendo a la maestra y trataba de entender las instrucciones y me preguntaba “¿cómo le entienden ellos? si la música está bien fuerte y el ruido no te deja oir”. Sin embargo, los alumnos sabían seguirla super bien, con sólo una señal o una palabra, todos ya sabían que hacer, y subían y bajaban sobre su asiento. Y pensé “bueno, a lo mejor algún día yo voy a poder hacer eso también. Recuerdo que esa clase si la terminé de hacer, pero sentada y despacio, porque cuando la quería hacer diferente, me sentía mareada y acelerada del corazón. Cuando la logre terminar, se acercó la maestra y me dijo. -¡felicidades!, terminaste la clase, aquí te vemos la próxima, no vayas a faltar. Y así continué yendo hasta que llegó un momento en que me dijo la maestra -ahora si, hoy trata de seguirnos toda la clase, fijate bien en las instrucciones. Durante ese tiempo, yo me habia fijado que las alumnas se aprendían las instrucciones por la continua práctica, y aparte se le quedaban viendo a la maestra y se fijaban en lo que hablaba, para poder seguir la instrucción aunque la música estaba fuerte. Entonces, eso mismo empecé a hacer también, me subí a la bici y cuando decia levántate, me empecé a levantar y lo pude hacer; y la miraba fijamente y así no perdía ninguna instrucción a pesar del ruido; duré varios minutos sin sentarme, y recuerdo que ese día terminé la clase pudiendo seguir al pie de la letra todas las instrucciones. Al terminar estaba feliz, porque lo habia logrado; me sentí muy contenta de terminarla. Entonces la maestra se me acercó antes de irme y me dijo -ya vez, no era tan difícil, me alegro por ti, continúa viniendo. Recuerdo que cuando salí de esa clase, mientras caminaba hacia el carro, empecé a platicar con el Señor, agradecida porque lo habia logrado. Y en eso sentí que el Espíritu Santo habló a mí corazón: Y me dijo: -Laura, te acuerdas eso que me preguntaste el otro día ¿cómo puedes amar diariamente? si a veces no quieres, si a veces hasta te cuesta trabajo ser paciente. La relación que haz aprendido a tener con tu maestra de spinning, es similar a la relación que deseo que tengas con mi Santo Espíritu. Porque el desea dar fruto de amor a través de ti. Con esas palabra que me habló, vino una enseñanza a mí corazón: Verás, cuando recién conocemos al Señor y no hay todavía la práctica en tener compañerismo con el Espíritu Santo; los oídos no están apercibidos de cuando es Él quien nos habla. Esto se debe a que todavía no se ha aprendido a entender las instrucciones que nos da, ni tampoco se ha aprendido a verlo tan fijamente que podamos “leer sus labios” a pesar de tanto ruido que hay en el mundo. Así como la música en el spinning que no te deja oír la voz de la maestra; así es el ruido en el mundo, te distrae y no te deja oír la voz de Él. Pero cuando te apercibes y recuerdas que verdaderamente el Espíritu Santo vive en ti, y quieres realmente conocerlo más; es decir, cuando dispones tu corazón y empiezas a seguir las instrucciones; entonces notarás que al paso del tiempo, escucharlo y entenderlo, el tener convivencia diaria con él, se vuelve en un proceso inconsciente que se hace con facilidad. Es verdad, desde que empecé las clases, había pasado el tiempo conviviendo con la maestra, mirándola, tratando de aprender y de seguir sus instrucciones. Hasta que llegó un punto en que ya podía seguir sus instrucciones y las hacia al pie de la letra, porque ya me había acostumbrado a levantarme con cierta instrucción, o sentarme con otra instrucción. Del mismo modo, cuando vamos aprendiendo a reconocer y oír la voz del espíritu Santo, que habla al corazón, vamos a poder obedecer. Esa fue la enseñanza, no es difícil dar el fruto del Espíritu Santo; requiere tiempo, paciencia y disposición del corazón. Como toda buena relación, es un proceso que se ira dando con el tiempo y disposición. A veces pensamos que es difícil amar de esa manera, pero no lo es, sólo hay que empezar a tener una verdadera relación con el Espíritu Santo como lo tendrías con un amigo. Mirándolo, hablando con Él, escuchando, conociéndolo cada vez más en su Palabra y a través de la oración. Escucharlo a pesar del ruido, si funciona. Y tal vez me dirás: bueno Laura, pero la maestra de spinning por cierto es una persona real, a la cual puedes ver y llegar a conocer perfectamente bien, hasta podrías hacerla tu amiga. Y yo te diría: sabes, el Espíritu Santo también lo es, es real, aunque no lo veas, Él vive en ti y en mí. Desde el día en que le abrimos nuestro corazón al Señor, la palabra nos enseña que vino a habitar en cada uno de nosotros. Él desea hablarnos, enseñarnos, nosotros somos los que tenemos que disponer nuestro corazón, y nuestros oídos para buscarlo y preguntarle en cada situación que instrucciones seguir, cómo le hago, que hago. Porque sabes, Él te ama y el anhela dar fruto a través de ti. Él se alegra de ver que nuestras relaciones estén unidas por el amor, la paciencia, la bondad. Porque donde está el espíritu de Dios ahí hay libertad y cuando damos su “fruto” se hace más fuerte toda relación. El amor es una de las características del fruto del Espíritu. Al igual que el fruto del árbol de manzanas; una manzana tiene ciertas características como ser dulce, crujiente, roja, jugosa, etc. De igual forma, el fruto del Espíritu es uno, pero tiene siete características: Amor, fe, mansedumbre, templanza, bondad, benignidad y paciencia. Y así como el manzano no se esfuerza en dar manzanos. De igual modo el Espíritu Santo no se esfuerza por dar su fruto, lo da naturalmente. Al aprender a tener "Compañerismo” a diario con El, esto será los cuidados para crecer y dar fruto en ti y en mi. (Filipenses 2:1-2) ¿Cómo? Tan sólo abramos nuestros oídos para aprender a escuchar su voz, y así tener compañerismo con Él; platiquemos con él como lo haríamos con el mejor amigo; dejémoslo ser el COACH en nuestras vidas. Si hoy mismo dudas si el Espíritu Santo vive en ti, o deseas conocerlo más; vamos, oremos juntos: “Padre bueno, gracias por este día, gracias por la vida. Hoy vengo a ti deseando conocerte más. Perdona todos mis pecados y yo perdono a todo el que me haya ofendido. Gracias por mandar a Jesús a morir en esa cruz en mí lugar, reconozco que resucitó para pagar por mis pecados y darme salvación. Por favor ven a mí vida. Te abro mi corazón y te pido muy especialmente que me llenes con tu espíritu y me enseñes a escuchar tu voz. Quiero aprender a tener un verdadero compañerismo con tu Santo Espíritu y así ver cómo da fruto en mi vida. Gracias Padre bueno por escucharme. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amen.” Lectura: (Todos los versículos son en NVI, a menos que se mencione lo contrario)
Oración especial para JUNIO:
Por los papás que conocemos. Vamos a unirnos este mes para creerle y pedirle a Nuestro Padre, ese maravilloso Dios que hace posible lo que parece imposible. Vamos a unirnos y levantar nuestra oración como Su iglesia, como sus hijos, como su ejército: Padre bueno, me uno a esta oración por cada papá que conozco......... (nombra cada uno de los que quieras poner en oración). Me uno a cada persona que está levantando esta oración a ti, te pido que les des la sabiduría para ser padres que sepan dirigir a sus hijos por tu camino. Te pido que les des la fuerza, y cada don necesario para que tu voluntad sea hecha en sus vidas, así como en la de nuestros hijos. Te pido muy especialmente que levantes como cabeza de su casa y proveedor a cada uno de los papás que puse delante de ti y que los guardes de todo mal. Gracias por tu amor y tu bondad. Todo esto te lo pido en el nombre de Jesús. Amen. "PADRE, TU PALABRA ES VERDAD Y EN TI CONFIAMOS"
Nos gustaría orar por ti. Déjanos tu petición de oración.
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AutorCreo que no soy nada especial como para hacer grandes cosas; sin embargo, se que tengo el favor de Dios. Categorias
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