Ven a refrescar tu matrimonio en el amor de Dios!
El otro día mi esposo y yo platicamos sobre la historia de una persona muy querida, se trata de un primo que falleció muy joven. El fue una persona muy especial en nuestras vidas. Sabemos que fue un gran padre, esposo y amigo nuestro que nos dejo mucho que aprender. Fue un hombre muy trabajador, y cuando se proponía algo, persistía hasta lograrlo. Recuerdo que un buen día se decidió hacer ejercicio en serio, creo que más de alguno en aquella época pensamos que quizás en esto si desistiría, ya que el ejercicio no era algo que le llamara mucho la atención, y además, tenía una “pancita” de esas difíciles de bajar. Nosotros dejamos de verlo por un buen tiempo porque nos mudamos de país. Sin embargo, el siguió con sus planes y se puso a entrenar para correr. Sabemos que continuó corriendo tal y como se lo propuso y en un par de años logró participar en el triatlón. No tan solo corría, sino que habia avanzado, ahora nadaba, corría y andaba en bicicleta. Un día, recuerdo que vino de visita y nos platicó como había estado entrenando para el triatlón, y acababa de regresar de Francia. Estaba tan contento de haber participado! Fueron varios años de entrenamiento para prepararse, estuvo entrenandose con un buen amigo que se convirtió en su entrenador personal. Todo esto enfocado en poder participar al lado de cientos de personas más que tenían el mismo deseo de llegar a la meta. Sin embargo, algo nos comentó mientras estuvo de visita, aunque ese tipo de ejercicio lo hizo adelgazar, ponerse más saludable y sentirse muy contento, curiosamente su “pancita” nunca la logró perder, no desapareció. Eso me recordó, que de manera similar a el, todos tenemos una carrera aquí en la tierra, la carrera al supremo llamamiento. Esta es la carrera que nos lleva a ver cumplida la voluntad de Dios en nuestras vidas. Ya sea que Jesus te halla llamado soltero, casado, como obrero, ama de casa, padre, madre, doctor o Pastor; todos tenemos una meta por cumplir y una carrera por correr. Cuando ponemos nuestra confianza en Dios y lo obedecemos, El nos va a preparar paso a paso y día a día, para lograr llegar a la meta. Sin embargo, también esto me enseña que por la naturaleza humana, mientras estemos en esta tierra todos vamos a tener esa llamada “pancita”. Si, me refiero a esa “pancita” que viene siendo nuestras debilidades en la carne. Esos defectos que a veces nos hacen pensar que no somos lo suficientemente buenos, o adecuados como para servir al Señor o hacer lo que estamos haciendo. Reconocer que todos tenemos nuestra “pancita” me hace sentir muy amada, ya que me doy cuenta que aún con todas mis debilidades y defectos Dios me ama demasiado. Soy una persona ordinaria, pero con el amor de un Dios extraordinario. Esto me hace vivir diferente que antes y me ayuda a continuar con perseverancia mi carrera. Ahora se que soy especial para Dios, porque El mismo me pensó, me formó y me creo en el vientre de mi madre. El no se equivoca! Si el me diseñó, entonces soy perfecta para El. Estoy equipada para continuar y completar la carrera que tengo por delante. No se en que momento te encuentras tú ahora,quizás has estado dudando de tus capacidades, o te has estado preguntando si estás en el lugar correcto o si estás haciendo bien las cosas. Te animo querido amigo, a que continúes tu carrera y no te desanimes, Dios sabe lo que hace. El dispuso que nacieras como parte de tu familia, con tu personalidad, dones y talentos. Pon toda tu confianza en Jesús porque El te conoce bien y sabe lo que es mejor para ti. Permíte que Jesus te entrene, sigue estos 3 sencillos TIPs que me han ayudado a mi,
Pon tu confianza en Jesus. Míralo solo a El y te llevará a la Meta Lectura para Avanzar: Todas las citas son en version RVR 1960 a menos que se diga lo contrario
Nos gustaría orar por ti. Déjanos tu petición de oración.
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AutorCreo que no soy nada especial como para hacer grandes cosas; sin embargo, se que tengo el favor de Dios. Categorias
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