Ven a refrescar tu matrimonio en el amor de Dios!
En esta temporada, ya se acercan las Fiestas y las Posadas Navideñas, tantos regalos, calurosos abrazos, el compartir con la familia y auch!!! esas comidas deliciosas que parece un pecado no comerlas. Que los tamales, el pozole, las papuchas, el panettone, la picana, el pavo relleno, los buñuelos, la yuca al mojo, las torrejas, el cerdo horneado, el lechón, la ensalada navideña, el pastel envinado, los churros con chocolate, el atole, en fin, no acabaríamos con tantos ricos platillos y postres de la temporada. Pero después de toda esa comilona, que ganas también de perder el peso ganado y recuperar la conciencia tranquila por comer tanto. ¿Cierto? Después de una temporada así ¿Te ha pasado que has querido ponerte a dieta, cuidar tu figura y fallas? a mí sí. Pero sabes, esta a sido una situación que viví durante mucho tiempo. Desde muy pequeños, mi papá nos solía decir y con su ejemplo nos lo mostraba, sobre la importancia de cuidar la salud. Aunque en realidad el nos decia que era importante cuidar 3 áreas de tu vida: el área física, espiritual e intelectual; de hecho, creo que yo fui muy influenciada en el área de la salud, sin embargo, una cosa es saberlo y otra muy diferente es hacerlo. ¿No te parece? Déjame decirte a que me refiero. Hace algunos años tuve la oportunidad y fuí a un congreso de mujeres. Es algo que me gusta mucho hacer porque creo que es muy valioso escuchar y aprender de otros. Recuerdo que en esa ocasión una mujer Americana compartió muy hermoso sobre el tema del rechazo y como nuestro Padre celestial nos acepta. La escuché atenta y cuando terminó su plática, al final de todo se acercó a mí y me preguntó mi nombre. Ella me dijo que mientras estuvo dando su plática, cada vez que me miraba, sentía en su corazón decirme algo, sentía que tenia una Palabra de parte de Dios para mí. Como yo si creo que Dios da dones para ministrar a su iglesia, la escuché y tomé la Palabra*. Recuerdo que ella me dijo varias cosas bonitas respecto a mi vida en el futuro, pero una de ellas llamó más mi intención, y fue cuando me dijo: “Dios te esta alertando que el enemigo te quiere destruir en tu salud.” Se pasó el tiempo, y ore a Dios al respecto preguntándome ¿cómo sera? ¿cómo irá a ser eso? Y lo olvidé por un tiempo. Pasaron los meses y así pasó. En un tiempo, sin razón aparente empecé a tener una "preocupación" por comer saludable. Pero les hablo de una preocupación que llegaba a ser un afán y hasta una ansiedad por comer bien. Resulta que cada ves que iba a comer, me preguntaba si sería saludable o no lo que comía. Entonces como nunca me sentía segura si estaba comiendo bien, decidí informarme con alguien profesional cuál era la mejor manera de comer para mí, esto con la intención según yo de aprender a comer saludable. Entonces hice las citas necesarias para ir con varios nutriólogos. Empecé a aprender sobre diferentes tipos de alimentación. Que si la alimentación de las “combinaciones” que si la “vegetariana”, que si la “mediterránea”, o la de contar “calorías”, etc Y empezó a captar mucho mi atención cuántos tipos de alimentación hay. Claro, pienso que ir con cada nutriólogo fue bueno para mi, ya que todo obra para bien, y de hecho aprendí muchas cosas que no sabia. Más sin embargo, en vez de ser una ayuda, toda esa información empezó a hacerse una carga para mí. Porque ahora yo quería comer siempre cosas saludables o que no engordara. Era tanto el afán, que realmente no disfrutaba el momento de compartir la comida con mi familia por estar cuidando lo que comía. Recuerdo que a veces salíamos a comer a algun restaurant y me cuestionaba mucho en mi mente,
Hasta ese día no sabia como hacerlo, pero quería cuidarme sin preocuparme. Así que cambié de estrategia. Dejé de ir con los profesionales y yo solita me impuse la regla de comer saludable y punto, no me iba a importar si se me antojaba algo o no, -al fin y al cabo tengo dominio propio, pensaba yo. Entonces, empecé a notar que con esta nueva regla, ya duraba todo el día con la buena intención de cuidarme y lo hacía. Pero cuando se llegaba la noche, buscaba comer a solas. Cuando nadie me veía, lo hacia en exceso, y eso me hacía sentir muy mal. Me culpaba por no tener dominio propio. Pasaban los días y de nuevo durante el dia comia bien, pero ya por la tardecita otra vez a comer en exceso. Entonces, no sabiendo que me pasaba, recordé que podía buscar al Señor y lo hice. Fui a mi recámara y a solas le dije,
Comprendí que puedo hacer muchas cosas, pero que no todo lo que puedo hacer, es bueno para mí. Entonces pensé, es mejor hacer las cosas por sabiduría, escogiendo hacer lo que más me conviene. De esta manera no me lo voy a imponer como una ley. Pero la historia no termina ahí... Pasaron los días y sin embargo, aunque lograba comer mejor por varios días; de repente me pasaba de nuevo que volvía a comer de más. Hacía exactamente lo que ya sabía que no me conviene, a solas me ponía a comer y comer de más. Después me alcanzaba la culpa y me encontraba preguntándome,
Guau! Esta Palabra me dejó asombrada. Comprendí, que no tan sólo necesito al Señor para que me proteja, me provea, me abrace, me ayude y me enseñe; sino que entendí que lo necesito para todo, absolutamente para todo. Recordé que su poder es más grande que cualquiera de mis debilidades. Al comprender ésto, le confesé:
Pasaron tan sólo algunos días cuando el Señor empezó a tratar conmigo en esa libertad. En ese depender día a día y en todo momento tan sólo de Él. En ese conocer de su GRACIA. Viviendo cada día así, sabiendo que su GRACIA es suficiente, sabiendo que su poder me sostiene en mis debilidades. Que no es por mí, sino que es por Él. Mientras Dios trataba conmigo, empecé a comprender más claramente las cosas que hacía y porqué lo hacía. Las mayoría de las veces era por angustia, o por ansiedad o aun por esa rebeldía que produce la ley cuando tu mismo te dices "no lo hagas" e inconscientemente quieres hacerlo aún más*. Entonces, ahora cuando veía que iba de nuevo a caer en la tentación de comer mal o comer de mas, paraba un momento y le decía:
Sorprendentemente, cada vez que se lo decía, podía sentir como esa ansiedad se alejaba. Esa rebeldía que quería hacerme abusar de la comida, por la gracia de Dios se iba. Al paso del tiempo y al continuar haciéndolo, me di cuenta que ahora si estaba usando la libertad que tenemos para escoger lo mejor, pero al fin y al cabo, era por su gracia que podía hacerlo. Aprendí a escoger basado no tan solo en lo que me es permitido, sino en lo que me conviene más para alimentar mi cuerpo con sabiduría y de una manera saludable. Paso a paso fui descubriendo el como hacerlo, algunas veces planeaba las comidas para la semana, o cuando no me daba el tiempo para planearlo, solamente me preguntaba: -
Te diré como decimos en México, no todo ha sido arroz sobre hojuelas. Sin embargo, con Su Gracia, a través de todos estos años he aprendido a tomar mejores decisiones y a caer menos en las tentaciones. Ahora cuando he caído, siempre recuerdo que puedo venir a El y decirle: Padre perdóname, me basta tu GRACIA, gracias porque tu poder se perfecciona en mis debilidades. Y esta si es LA DIETA PERFECTA, depender de El. Esto me ha enseñado que Dios nos ama demasiado. Y es su deseo que vivamos en esa libertad que ya nos dio y caminando en victoria. Que en cualquier debilidad que tenga, siempre puedo someterme a él, pedirle ayuda y depender de su GRACIA. Que en su libertad el Espíritu Santo nos lleva a discernir lo que nos conviene o lo que nos daña y a escoger lo que es más sabio. Y que hacerlo así, nos dará resultados de verdadera bendición, nos llevará a vivir como El nos llamó, en libertad y en conquista. Si tu alguna vez te has sentido de esta manera, o estás experimentando tus propias luchas o tal vez sientes que necesitas de Su ayuda en cualquier otra debilidad, por favor acompáñame a orar a Papa, "Padre bueno, comprendo bien de lo que me han estado hablando. Yo muchas veces me he sentido así, siento que te he fallado en varias cosas y me siento débil en estas áreas, (abre tu corazón a El, y expresale tu sentir), te pido perdón por todos mis pecados y aún los que me son ocultos. Hoy especialmente te quiero pedir que vengas a mi corazón y me llenes con tu Santo Espíritu, te pido que me des de tu gracia y me fortalezcas para no caer, y a la vez te pido sabiduría para saber tomar mejores decisiones. Gracias Señor porque tu me conoces bien y me amas. Se que puedo confiar en ti. Todo esto te lo pido en el nombre de Jesús, amén." Me basta Tu Gracia Señor, porque Tu poder se perfecciona en mis debilidades. Lectura:
Nos gustaría orar por ti. Déjanos tu petición de oración.
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AutorCreo que no soy nada especial como para hacer grandes cosas; sin embargo, se que tengo el favor de Dios. Categorias
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